GUIA
Esta semana trataremos de experimentar en la oración dos emociones; sensibilidad y temor en la vida de Jesús, y por consiguiente en nuestras vidas debido a la impresionante dignidad que recibimos al unirnos a Él.
Una es la celebración y la reflexión sobre el bautismo de Jesús. En los Ejercicios, Ignacio nos invita a primeramente a que observemos a Jesús dejando Su hogar y despidiéndose de Su madre. Esta escena no está en las Escrituras, pero Ignacio no puede imaginarse a Jesús partiendo fríamente sin una tierna escena de despedida.
La otra son las tentaciones de Jesús, ¿Que sintió?, ¿Que pensó en ese tiempo mientras experimentaba hambre, cansancio, temor, soledad?
No hay mayor revelación personal que dejar ver nuestras tentaciones. En la contemplación de esta semana, Jesús nos muestra contra lo que tuvo que luchar. En nuestro creciente deseo de conocerle, en nuestro afecto cada vez más profundo hacia Él, en esta poderosa atracción a acompañarle en su misión, nos sentimos motivados a entender sus luchas. A medida que nos va revelando las profundidades de su proceso interno de liberación para hacer la voluntad de Dios, veremos que Jesús conoce nuestro creciente deseo de ser libres.
La libertad se basa en saber enfrentar la tentación de utilizar el poder personal para liberarse. El demonio siempre está listo para aprovecharse de nuestros apetitos e infundirnos el temor a morir de hambre. El egocentrismo siempre derrota nuestra habilidad de entregarnos libremente a los demás. Los Evangelios nos dicen que Jesús conoció esta tentación. Aprendió a depender de la palabra de Dios como sustento. Entonces se hizo libre para ser destruido y entregado a todos nosotros como alimento.
Para ser libres, debemos enfrentar la habilidad que tenemos para utilizar nuestros dones con el fin de atraer a los demás hacia nosotros. Es trágico ser dotado y manipulador. Nuestro yo interno se vuelve hueco cuando solamente deseamos atención, afirmación, ser admirados, ser aceptados. Jesús encaró esta tentación. Decidió no utilizar sus dones de manera arrogante. Su primera elección fue entregarse a los deseos de Dios. El deseo de libertad siempre nos pondrá cara a cara con un deseo de alcanzar nuestro propio reino. ¿Qué es lo que puedo coleccionar, lograr, llevar a cabo, recibir como reconocimiento, señalar como símbolo de mi valor personal? Jesús conoció esta tentación. Vino al mundo para vivir en la libertad de la oración: “Tuyo es el reino, el poder y la Gloria por siempre Señor” . Estamos conscientes de nuestra atracción hacia las riquezas, el poder y el control. Éstas son unas cuantas de las muchas maneras de descubrir y expresar nuestra frágil personalidad. Jesús escuchó y creyó, y ahora comienza a vivir Su confianza en Su Padre y en Su identidad, según las palabras de Su propio Padre.
Observando al Diablo tratando de vencer a Jesús, en un debate muy tenso, nos alienta a ser fieles a las tensiones creadas por nuestras frágiles percepciones de cómo Dios nos identifica. El Maligno trabaja constantemente para falsificar nuestro sentido de dignidad, nuestra ordenación hacia Cristo y nuestra santidad. Nosotros también hemos sido bautizados a Cristo y Su dignidad. También escuchamos los insistentes llamados a desconfiar de la identidad que Dios ha creado para nosotros y de las bendiciones que Cristo nos ha obsequiado.
Quizás podamos escuchar el suspiro de alivio que da Jesús cuando se marcha el Tentador. Quizás sea una plegaria de gratitud y una pacífica oración de confianza que nace del conocimiento de Su verdadera identidad. Cristo también sabe que el Tentador volverá a aparecérsele de muchas maneras, y que no será la última vez que Su ordenación bautismal será desafiada. Le observaremos descansando en soledad, pero acompañado. Cristo comienza a experimentar la unidad entre Él y Su Padre, lo cual no tiene que ser probado transformando piedras en pan.
En los Ejercicios Espirituales, Ignacio nos invita a caminar apoyados más en la fe del amor de Dios que en signos y pruebas como muletas para la travesía. Esta peregrinación a la que hemos sido llamados no es fácil, y va extremadamente en contra de las costumbres de nuestro mundo y de nuestros deseos naturales de seguir mapas, señales y seguridades.
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EL TEMA PARA DISCERNIMIENTO ESTA SEMANA ES:
EL TEMA PARA REPASAR ES:
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EL TEMA PARA DISCERNIMIENTO ESTA SEMANA ES:
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EL TEMA PARA REPASAR ES:
BUEN ESPIRITU Y MAL ESPIRITU
QUE HACEN QUE DICEN Y QUE DEJAN
EL ESPIRITU BUENO Y MALO .
ESTE TEMA ES UTIL PARA EL DISCERNIMIENTO DE ESPIRITUS
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EJERCICIOS
¡Qué humano eres en verdad! Gracias por invitarme a acompañarte en los momentos de tus tentaciones. Me conmueve verte tan vulnerable. Sé que estabas hambriento después de 40 días sin alimento y resististe la tentación de ceder a la inmediata necesidad de saciar tu hambre aunque las sugerencias del Diablo parecian un desafío para hacer un acto de magia convirtiendo las piedras en pan. Quisiste poner fin a Tu ayuno solamente cuando te pareció que era la voluntad de Dios,
Ayúdame a aprender de Ti ese tipo de fuerza porque he fracasado en mi lucha contra las tentaciones al apoyarme, no en lo qué Tú deseas para mí, sino en mis propios deseos de evitar las humillaciones o de ser exitoso o poseer bienes. Ayúdame a desear solamente servirte, a liberarme de las trampas del éxito y el reconocimiento, y a aprender a sentir el gozo de esa libertad. Mientras más Te conozco, más quiero ser como Tú, vivir como Tú. Gracias por Tu amistad. Gracias por Tu compañía y por Tu llamado.
Día 1 al 6
Para la semana nos daremos la libertad de escoger la o las lecturas de cada día, meditando en lo que pensaría, sentiría y experimentaría Jesús, querremos deambular en esta escena durante nuestras actividades cotidianas. A medida que nos vamos imaginando a Jesús, Ignacio nos pide que miremos hacia nuestro interior y reflexionemos sobre nuestro bautismo y esa misma dignidad, ese mismo destino y, sí, esa misma conciencia de quién es cada uno de nosotros..
Por ejemplo:
- Dejando esa casita de Nazaret, tendremos muchas preguntas para formular. ¿Por qué se marchó? ¿Qué proceso de reflexión, de libertad, lo motivó? ¿Acaso podemos imaginarnos las despedidas? ¿Qué le dijeron? ¿Qué dijo a sus amigos, a sus parientes, a María?
- A medida que va recorriendo los caminos para llegar al río donde Juan está bautizando, ¿qué está pensando Jesús? ¿Cuáles son sus deseos, decisiones y anhelos? ¿Qué palabras utiliza en sus plegarias? Cuando observa a Juan bautizando a los humildes pecadores, viendo sus rostros cuando entran y salen del agua, ¿qué es lo que siente? Cuando Jesús entra al río, y va llegando a la parte más profunda hasta sumergirse en la corriente, ¿acaso puedo imaginarme lo que ocurre en su conciencia? ¿Acaso experimenta su propia encarnación en las profundidades de nuestra humanidad? ¿Acaso se imagina el abandono de sus propios deseos al Espíritu de Dios, que le lleva a una entrega total de sí mismo por nosotros? ¿Acaso tiene una visión momentánea de su muerte clavado en una cruz? Y cuando su cabeza emerge de las aguas y la voz de Dios se escucha entre las nubes, ¿qué gozo, qué libertad y qué paz llenan su corazón?
Lecturas:
Marcos 1:9-11 CLIC LECTURA
Mateo 3:13-17 CLIC LECTURA
Lucas 3:21-22 y 9:57-62 CLIC LECTURA
Juan 1:26-34 CLIC LECTURA
Filipenses 2:1-11CLIC LECTURA
Romanos 6:3-11CLIC LECTURA
Marcos 1:12-13CLIC LECTURA
Mateo 4:1-11CLIC LECTURA
Lucas 4:1-13CLIC LECTURA
Mateo 3:13-17 CLIC LECTURA
Lucas 3:21-22 y 9:57-62 CLIC LECTURA
Juan 1:26-34 CLIC LECTURA
Filipenses 2:1-11CLIC LECTURA
Romanos 6:3-11CLIC LECTURA
Marcos 1:12-13CLIC LECTURA
Mateo 4:1-11CLIC LECTURA
Lucas 4:1-13CLIC LECTURA
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