Semana 29

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Para cada numero de la foto podemos hacer una meditación y oración pidiendo misericordia para nosotros y para el mundo entero

Esta semana hacemos una pausa para estar con Jesús en la muerte. Existen pocos momentos de intimidad mayores que el privilegio de estar junto a un ser amado en sus últimas horas de vida. 
También queremos conectar el significado que tiene para nosotros la muerte de Jesús, con las realidades de nuestras vidas cotidianas. Queremos pasar estos días en un estado de conciencia más elevado sobre cómo Su muerte nos da esperanza en la fidelidad, en medio de nuestras luchas diarias.
Comenzaremos leyendo en oración las narraciones de la escena del Calvario, en Lucas y Juan. Entraremos en estas escenas con nuestra imaginación – pensemos en dónde colocarnos, hacia dónde mirar, lo que dicen los demás, lo que sentimos. 
Estaremos especialmente conscientes de cuatro áreas primordiales, a las cuales Jesús trae vida y libertad:
  • Nuestros pecados. Lo que hemos hecho, lo que estamos haciendo y lo que estamos tentados a hacer para separarnos de Dios, así como las veces que nos quedamos cortos de amor desprendido.
  • Nuestra pequeñez. Cualesquiera maneras de experimentar la muerte: nuestro envejecimiento, nuestra salud deteriorada, una minusvalidez física o mental, nuestra visión de la muerte, ciertas experiencias humillantes, nuestras imperfecciones, los rechazos, dificultades financieras, tensiones familiares, una relación rota, sentimientos de desesperanza, desilusiones, experiencias de depresión, la pérdida de una ser querido.
  • Dificultades con los Demás. Todos nuestros conflictos cotidianos con “gente difícil”, los cuales acarrean sufrimiento mutuo, heridas y ruptura de la unidad.
  • Los Pecados del Mundo. Las historias que llenan los titulares mundiales de cada día: guerras, genocidio, estructuras sociales deshumanizadoras, la distribución injusta de las riquezas y los recursos del mundo, opresión política, abortos, abuso infantil, tráfico de drogas, violencia inútil, la pena capital, hipocresía, demagogia, la destrucción del medio ambiente, corrupción, infidelidad, avaricia, consumismo. 
Utiliza el Via Crucis para hacer esta experiencia más personal. Es una etapa para enfocar la realidad de la muerte. Nuestra cultura raramente enfrenta la realidad de la muerte. Nos distanciamos de esa experiencia. Es difícil que nos imaginemos a Jesús colgando en esa terriblemente cruel e increíblemente dolorosa forma de ejecución. Al concentrarnos en cada parte de nuestras vidas que ha sido tocada por la muerte de Jesús, Quizás quiera expresar mis sentimientos en voz alta, o por escrito. Quizás tenga una cruz en casa, y puedo hacer el propósito de mirarla o tocarla con reverencia. Podría empezar y terminar cada día trazando una cruz en mi frente y mi corazón al levantarme y acostarme y evocar el poderoso recuerdo del amor que ese signo encierra para mí.
Te adoramos, Oh Cristo, y Te bendecimos, porque nos has abrazado al abrazar la cruz. Podemos observarle y escuchar las palabras que dice desde el trono de la Cruz. “Perdónalos…”. Hemos observado la violencia de los azotes, de la corona de espinas, de cómo Se tambalea bajo el peso de la cruz y las burlas de Sus torturadores. Ahora nos colocamos junto a María, donde no hay violencia, sino seguridad. Al pie de la cruz podemos decir lo que queramos, nuestros sentimientos, pero esas palabras e imágenes palidecen en significado e importancia cuando estamos a Sus pies y recibimos lo que nos dice desde lo alto de la cruz. Aquí estamos seguros; estamos a la sombra de la cruz. Esta sombra disipa nuestras sombras personales, nuestras culpas y nuestra vergüenza. 
Mientras Jesús está muriendo, la multitud deja de burlarse y se retira para continuar su celebración de la Pascua en la Ciudad de Jerusalén. Nosotros permaneceremos en la tranquila celebración de la “Alianza Nueva y Eterna”. Las dudas y los temores han alejado a casi todos Sus amigos, pero Jesús se ha mantenido fiel mientras nosotros oramos por recibir el aliento de la fidelidad a Él. 
Al pie de la cruz nuestros argumentos flaquean y nuestras preguntas sobre la dignidad se vuelven absurdas. Observamos, escuchamos, estamos seguros y nos encontramos creados de nuevo, otra vez.“Nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado, y eran nuestras faltas por las que era aplastado. Él soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados.”


EJERCICIOS
Oración
Jesús ¿Cómo es posible que yo Te vea colgado en medio de esa terrible agonía? Veo cómo Te retuerces de dolor, sin poder respirar, tratando de elevarte apoyado en los clavos que atraviesan Tus muñecas, tratando de tomar algo de aliento. Entonces me doy cuenta de que me estás mirando, con esa mirada tierna, ahora velada por el dolor, pero con los ojos de siempre. Veo a mi amigo querido, al que me ha acompañado durante tantos momentos terribles de mi vida. Ahora estoy aquí, junto a Ti, y nada puedo hacer. ¿Pero por qué tanto dolor? ¿Cómo puede una persona soportarlo todo?Entonces veo que mientras estoy aquí, me he estado sosteniendo del brazo de Tu Madre. María, quien apenas puede tenerse en pie, la veo casi doblegada por la pena. Oh, Jesús, no quiero que veas su dolor, porque aumentará el Tuyo.
Y sin embargo, escuchamos Tus plegarias: sigues pidiendo al Padre por nosotros, hasta que finalmente, Te entregas a Él. Tu cuerpo pálido, cubierto de polvo y sangre, se estremece y luego se queda inmóvil. María Te recibe entre sus brazos. ¡Qué dolor se refleja en su rostro! Quiero estar con ella porque sé que es lo que querrías que yo hiciera. Ella sostiene Tu cuerpo sin vida con increíble delicadeza y amor, como lo hizo durante tantos años. María me dirige una mirada silenciosa acogiéndome como madre.
¡Dios mío, ayúdanos! Socórrenos en medio de tanta pena y confusión. Jesús, ayúdanos a entender Tu sufrimiento. Ayúdame a ver que eres parte de mis sufrimientos diarios y que con este sacrificio Te has unido al sufrimiento de todos nosotros. Gracias, Dios, por el regalo de Jesús. Gracias, Jesús, por unir Tu vida a la mía


Lecturas Bíblicas:
Lucas 23:26-56
Juan 19:16-42
Salmo 31

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