Semana 30

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La resurrección de Jesucristo

San Ignacio utiliza el verbo alegrar y la palabra alegría casi
exclusivamente en relación con la experiencia de la resurrección.
La gloria de Cristo resucitado, que se manifiesta al hombre, le col-
ma de verdadera alegría, toda pura, limpia y desinteresada. El
hombre se alegra no por el éxito propio, sino por el triunfo de
aquel a quien ama: Jesus. El Padre nos devuelve la Vida en la proe-
za de su amor y esto nos llena de alegría. La experiencia humana,
a su vez, nos ilumina la experiencia propia de la resurrección. Ale-
grarse con el triunfo del amigo, del hijo, del hermano... pone de
manifiesto el desinterés mas limpio del amor, lo que es la alegría
como verdadera resurrección del hombre.

El Señor nos devuelve a Jesus resucitado y experimentamos la
 la gloria escatológica de Dios su amor. 
El sale al encuentro do dos discípulos que van al sepulcro,
consuela a Maria Magdalena, reconduce a los que huyen
o dudan ... La muerte y el fracaso han hecho astillas la esperanza.
En cambio la resurrección reconstruye la comunidad, hace renacer
la amistad, la alegría y el consuelo. 


¿Porque la cruz es victoriosa?



 No por si misma, sino por aquel que la ha llevado. Jesus con-
sigue en ella la victoria sobre el odio, origen de muerte. El lo vivioo
todo, Incluso la muerte, en el amor. Viviendo el amor hasta el sumo,
 acaba por incorporarse al Padre, desde el mal en que se habia
sumergido. Es el primero de los hombres que pasa de la muerte a
la vida, porque ha amado hasta donde se puede amar: hasta dar la
vida. Solo el amor, cuando se llama Dios hecho hombre, triunfa de
todo. Después de el, también nosotros somos transformados: pasa-
dos de la muerte a la vida, porque amamos. La vida nueva es la vi-
da en el amor v la justicia. Es imperecedera.

La resurrección es el punto culminante que ilumina toda la
historia y toda la Sagrada Escritura. A partir de ella es como noso-
tros leemos la una y la otra. Iluminados por la gracia de la Pascua,
Cristo nos sale al encuentro por todas partes. "El les abrió el espi-
ritu para la inteligencia de las Escrituras" (Lc 24,45). La actitud del
justo y del pobre. que fue la suya hasta la cruz, y que en la resu-
rreccion encuentra su pleno desarrollo, la continua mediante no-
sotros en la Iglesia. Su vida de resucitado se hace en nosotros una
vida de justicia y de amor.

La resurreccion es tambien una presencia nueva imposible de
captar con los ojos de la came. "El mundo va no me vera y vosotros
me vereis" (jn 14,19). Frase fundamental que descubre el secreto de
la vida nueva: la comunidad de vida en el Espíritu. Nosotros per-
manecemos presentes a el porque vivimos en el mandamiento suyo
del amor. Parentesco nuevo según el corazón y la libertad. Esta pre-
sencia nos es dada dentro de este mundo cuya historia sigue. Esta
"gloria" tiene su origen en el interior de la cruz y su culminación en
la vida, en la resurrección.
Viviendo en Cristo resucitado puedo recuperar mi vida, mi
puesto en el mundo... caminando hacia la transfiguración que el
espera. He descubierto en Jesucristo resucitado las fuentes de la
verdadera libertad, la que consiste en amar a Dios sobre todas las
cosas. Cristo resucitado se convierte en el hombre perfecto y en el
todo lo humano es conducido a Dios. En Cristo resucitado la ex-
periencia espiritual termina su proceso. La Pascua concluye el pro-
ceso de "salir de si", que comenzó al principio de los Ejercicios.
Quizá mejor dicho, el final nos devuelve al principio, revelando-
nos todo su contenido. Cristo entonces se nos presenta como
aquel que ha logrado vivir en su humanidad la vuelta de todas las
cosas a Dios en una verdadera libertad. Nosotros nos revelamos en
el, logrando con el, mediante la cruz, elevar todas las cosas hacia
Dios. El impulso de su Espíritu continua en nosotros. A través de la
Iglesia, presente, Cristo hace entrar en la gloria a los que le perte-
necen.
Alegría, unidad, espíritu apostólico, amor fraterno, sentido de
Iglesia... estos son los frutos de esta etapa final de los Ejercicios. En
definitiva, nos enseña esta nueva manera de vivir que consiste en
encontrar a Dios en todas las cosas y a darles plenitud en el amor.

Oración
Querido Jesús ¿Será verdad? ¿Acaso eres realmente Tú el que está ante mí? Te observé en la cruz sufriendo increíblemente, y ahora estás aquí, ¡llamándome por mi nombre! ¡Estás aquí! Nunca más volveremos a separarnos. Me dices, “Siempre estaré contigo”, y lo siento en lo más profundo de mi corazón. ¡Jesús mío, estás vivo! Gracias por estar en mi vida de manera tan profunda. Gracias por ser mi vida.
 Los hombres en el camino hacia Emaús ¿cómo podían verte, a quien tanto aman y en quien tanto confían, y ni siquiera Te reconocen? Seguramente yo te hubiera reconocido,¿Cómo podría yo no verte? Y ahora estás conmigo partiendo el pan, dándome no solamente esta poderosa manera de recordarte, sino también de acordarte de quién soy cuando estoy contigo. Soy Tu discípulo, andando por el camino, a menudo demasiado distraído para ver y a veces caminando en dirección equivocada, hasta que Tú me recuerdas lo que realmente necesito saber. Vienes en las personas de mis hijos, de un amigo querido, o de un vecino. En cada uno de ellos, estás presente, aunque unas veces verte da más trabajo que otras.

Pero hoy,  sé que estás conmigo, sé que aunque me olvide o no vea con claridad, Tú estás en mi corazón, guiándome, apoyándome y amándome. Y cuando me sobrepongo a esa confusión, siento renacer esa pasión por Ti en mi corazón. De manera que me perdono, porque sé que Tú me perdonas una y otra vez por todas las veces que no Te he reconocido, por las veces que me dejo envolver por el egoísmo, o cuando ignoro a los demás. Ayúdame a reconocerte en todos los que me rodean. Gracias, Señor, por el regalo de tenerte en mi vida. 

DIA 1 
Aparición a nuestra Señora
Mateo 28, 1-20 CLIC BIBLIA


Aquellos que sufrieron con Él en la cruz son los primeros en recibir el regalo de la fe en el poder de Dios sobre la muerte. Comenzaré por imaginar cómo Él se presenta vivo ante su Madre María.

Dia 2
Aparición a las Mujeres
Lucas 24:1-12CLIC BIBLIA
Acompañando a María al pie de la Cruz estaba María Magdalena. En el relato de la resurrección del Evangelio de Juan, Jesús se aparece primero a esta otra mujer de fe. Esto ocurre en un huerto y Magdalena cree que es el cuidador del huerto. El Cuidador del Huerto inicia así su labor atendiendo las viñas que ha plantado. Cultiva amorosamente Sus ramas luego de haberlas podado todas. Ignacio quiere que estemos ahí para escuchar al Cuidador decir nuestros nombres, tal y como hace ahora: “María”. Estamos presenciando la intimidad en acción, consolando, resucitando otros cuerpos, otros espíritus. Queremos quedarnos aquí observando cómo el Cuidador abraza al mundo.
En esta escena, como en todas las demás contemplaciones durante estas semanas de Resurrección, vemos a Jesús, porque Él es el Cristo, alentando a todo aquél con quien se encuentra, a tomar o retomar Su misión de cuidar el huerto. “Suéltame… vete donde mis hermanos…” La intimidad con Jesús  siempre da frutos. La alegría de Su resurrección consiste en que el amor de Dios no está confinado a una tumba, sino que se intensifica en nuestras vidas. 
Dias 3 y 4
El sepulcro vacio
Juan 20:1-29 CLIC BIBLIA

Dias  5 y 6
Lucas 24:13-35   CLIC LECTURA 

Emaus

Imaginar la escena de Jesús caminando por el camino de Emaús conmigo preguntándome porque no lo reconozco; Bueno, quizás cuando estoy muy preocupado por mi éxito o por la opinión que tienen de mí los demás. O cuando me pregunto por qué tengo que denunciar las injusticias de los pobres si ya estoy tan ocupado. Sé que muy a menudo no doy lo mejor de mí, y sé cuán a menudo estás presente en ese fracaso para perdonarme y apoyarme.
 Identificarme con sus palabras cuando dijeron “teníamos otras esperanzas”. Para compartir la experiencia del reconocimiento al partir el pan, literalmente “con-pan”, es que Jesús se aparece junto a estos dos desalentados discípulos. Están cabizbajos y ven el mundo sin esperanza de la nueva vida que habían buscado en las enseñanzas de Jesús. Como compañero, Jesús se une a su incertidumbre y amablemente los guía en sus reflexiones sobre lo ocurrido recientemente en Jerusalén. Los ojos de los discípulos están más nublados que sus espíritus, y se les hace difícil creer lo que vieron y lo que han escuchado acerca de Su Resurrección. 
 Jesus ha resucitado para levantar a aquellos que Le buscan y a aquellos que toman el camino hacia Emaús.
 Es algo muy humano dudar y dirigirse adonde quiera que esté ese escondite de Emaús. Regresan libremente a sus tumbas para enterrar sus planes frustrados y amistades rotas. Nuestras tumbas escogidas por cuenta propia pueden ser lugares de descanso muy cómodos. Hemos estado orando a menudo sobre nuestras tumbas y escondites. Sus murallas de miedo, las puertas cerradas de la negatividad personal y el remordimiento, han sido abandonadas, y sin embargo conocemos sus comodidades y los fáciles caminos de regreso a esos portales siempre abiertos. Nuestras tumbas son muy oscuras, y Jesús nos invita constantemente a salir al sol. La palabra “consolación” literalmente quiere decir “con el sol”, y al contrario, “desolación” quiere decir “fuera del sol”.


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